Todos pecamos; creyentes y no creyentes; hombres y mujeres; judíos y no judíos. Y lo hacemos prácticamente todo el tiempo.
La realidad es que con nuestra maldad a cuestas, y con lo egoístas que somos por naturaleza, nunca podríamos acercarnos al Señor; nunca podríamos desarrollar una fe salvadora; nunca podríamos creer.
Es por eso que encontramos en la gracia un pilar fundamental en el cristianismo. Efesios 2:8-10 – Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura Suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.