Vivimos tiempos emocionantes. Tiempos de oportunidades como nunca las hemos tenido. Pero también vivimos tiempos peligrosos. Tiempos donde hemos llamado bueno a lo que es malo y malo a lo que es bueno.
Sin lugar a dudas la familia es una de las que mas a sufrido en este aspecto. La forma y el sentido que Dios le dio a la misma hace miles de años, hoy ha tomado una transformación y una distorsión alarmante.
La familia sigue siendo el fundamento de la sociedad, y como iglesia tenemos que levantar una voz que defiende y trabaja en pro de esta familia que Dios inventó. Desde el matrimonio y los hijos, el esposo y la esposa; todos debemos esforzarnos por mantener la idea original que Dios tuvo cuando dijo: “no es bueno que el hombre este solo”.