La mayordomía es un deber. Debemos demostrar que Dios puede ayudarnos a ordenar nuestra vida. Él nos demanda a hacer las cosas con excelencia. Y es mismo que nos demanda, nos da las herramientas para ser buenos mayordomos. El tiempo, Su gracia, nuestro cuerpo y los recursos son solo algunas de esas cosas por las que deberemos de dar cuentas a nuestro Dios