La ingenuidad y la ignorancia nos han pasado una alta factura. Hemos pedido batallas creyendo que con solo el hecho de «ser cristianos», tenemos la victoria asegurada. ¿No es Dios mismo el que nos motiva a soportar y luchar?. Pablo dijo que estamos en guerra, y es una guerra espiritual. Nuestra adversario llama a la puerta y está buscando a quien devorar. Que no seas una victima más del engañador, el acusador y el destructor. La guerra fue ganada en la cruz por Cristo, pero se nos llamó a estar firmes y sujetos a nuestro Señor.