Josué, el gran líder que introdujo al pueblo de Israel a la tierra prometida, nos da la receta: “Yo y mi casa serviremos a Jehová”. Josué nos enseña algunas cosas aquí.
En primer lugar, la familia necesita el liderazgo espiritual. Josué, como cabeza de la familia, eligió dirigir a su familia por ese camino.
En segundo lugar, la familia necesita unidad. Josué no estaba contento en servir a Dios él solo. Josué quiso ver a su familia en sus mismos pasos. No podía avanzar y dejar atrás a su familia. El mundo a su alrededor era de un politeísmo pagano. La idolatría y la inmoralidad eran práctica común en esos días. Josué hizo la elección correcta y llamó a su familia para acoger esa elección.
En tercer lugar, la familia tiene que establecer sus prioridades. Josué sabía que lo más importante para su familia era servir al Señor. Su proyecto más grande de vida no era ser rico o que sus hijos se volvieran ricos y famosos en Israel. Su gloria más grande no era disfrutar de las bondades del liderazgo, sino motivar e inspirar a su familia para servir a Dios.
Devocional del libro “Gotas de Alegría para el Alma” escrito por Hernandes Dias Lopes
Es muy interesante saber de estos varones como han sido guiados por Dios